¡HOLA MUNDO!
¡Sí, hola mundo!
Hoy comenzamos a entrar en un mundo nuevo. En nuestro mundo maravilloso de lo que escriben las hormigas. Todos los días amanecemos de una manera distinta, yo como buena hormiga, lo sé. Hay días en que vemos el sol a través de un cristal negro y no podemos apreciar su brillantez, en cambio, hay otros días en los cuales, brilla tanto que nos “quema” los ojos….
Ustedes se preguntarán…¿En qué consiste esa diferencia?
¡Ay! Si yo les contara. Esa diferencia puede tener muy variadas causas. Desde haber tenido insomnio la noche anterior, o haberse ido la energía eléctrica toda la noche y ustedes no pudieron dormir…(cosa muy frecuente en mi país)…o bien, sus sueños fueron tan placenteros que la noche pasó en un soplo y quisieran dormir hasta más tarde. Pero ese no es el cuento…
El cuento es que quiero hablarles de lo que puede suceder cuando el día se ve a través del cristal radiante del optimismo. Todo brilla…¡sí!…todo se ve muy hermoso. Desde la ventana de mi habitación puedo mirar la calle, donde los árboles de caoba se despojan eternamente de sus hojas, como si estuviéramos en un perenne otoño. Que por cierto no lo estamos, pues en este país donde vivo, no hay estaciones, pero da igual, eso, los árboles de caoba no lo saben y como no tienen nada más que hacer, se dedican a cambiar sus hojas por otras más nuevas, esperando el momento de lucir sus pequeñas y olorosas florecitas. ¡Qué realmente son olorosas!. Tienen un perfume delicioso y embriagador, que a mí personalmente me trae hermosos recuerdos de mi niñez y adolescencia de hormiga. Les confieso, aquí en secreto, que mi primer poemario publicado lleva el título de “Perfume de Caoba”, pues ese perfume es algo muy entrañable en mis recuerdos, y que les recomiendo adquieran para que disfruten de buena poesía (Modestia aparte) (mi poemario, no un árbol de caoba, entiéndase, por favor)…)… En fin, que me he salido del tema sin darme cuenta, pero no importa…Les estaba comentando sobre la caída de las hojas en la calle. ¡Cómo se amontonan!…Es increíble cuantas hojas puede dejar caer un árbol sin que nadie se lo prohiba, sin que nadie le diga nada o se queje. ¡Y cómo se acumulan estas hojas frente a la puerta de mi casa!, sin darme tiempo a barrerlas todas. Mientras más hojas barro, más hojas tengo, y eso que no estoy contando las que mi vecina barre de su puerta y deposita en el frente de mi casa tratando de que yo no me de cuenta. Es muy gracioso, es como cuando la doméstica barre y esconde la basura debajo de la alfombra. Creen que no nos damos cuenta. Pero que vamos a hacerle, hay personas así, que no tienen el mínimo sentido de lo que es vivir en comunidad. Pero bueno, otra vez me salgo del tema…
Ahora los invito a leer mi diario, día a día. Los enlaces los encuentran en el lado derecho, en archivo, día por día. O debajo de las palabras ¡HOLA MUNDO!
Sean todos bienvenidos.